Puedes leer el artículo en la revista del Santuario de Chimayo, n.1
Iglesias de adobe
New Mexico está poblado de bellas iglesias y misiones cuyo material principal es el adobe. Quienes todavía no conocen este material deben empezar por recordar que el adobe es una masa de barro (arcilla y arena) mezclada con paja, moldeada en forma de ladrillo y secada al sol. El adobe no tiene la misma consistencia que la roca o el ladrillo pero si no se abandona el mantenimiento las iglesias de adobe son siempre seguras y confortables.
Iglesias de adobe en Chimayo
El Santuario de Chimayo se construyó entre 1813 y 1816. Los materiales que se utilizaron fueron adobe (paredes) y madera (vigas, puertas y ventanas). Hay tres misiones y una iglesia en la región que destacan por su construcción de adobe y merecen ser visitadas por peregrinos y turistas:
- la misión de san Antonio de Córdova, a 5.3 millas del Santuario de Chimayo;
- la misión de Nuestra Señora del Rosario de Truchas, a 10.1 millas del Santuario de Chimayo;
- la misión de san José de las Trampas, a 16.8 milas del Santuario de Chimayo;
- la iglesia de Santa Cruz de la Cañada, a 8.1 millas del Santuario de Chimayo.
El visitante encontrará información de estos lugares (historia y horario de visitas en la web del Santuario de Chimayo: www.holychimayo.us)
La salud del adobe
Durante Septiembre y octubre, los visitantes del Santuario de Chimayo descubrieron una imagen de la capilla que no habían visto antes. Parte del estuco de las paredes había sido extraído para dejar al descubierto el material original -adobe-, con el que se construyó. La razón para exponer los ladrillos de adobe ha sido favorecer su conservación y matenimiento. Las alarmas saltaron en la Arquidiócesis de Santa Fe cuando una de las paredes de adobe de la iglesia de San Antonio de Padua, en Cuesta (norte de New Mexico), se vino abajo. Desde entonces, las iglesias y misiones de adobe han recibido la visita de una comisión de especialistas en el mantenimiento del adobe para garantizar la buena conservación de los lugares de culto.
El estuco y la humedad, enemigos de adobe
Hace varias décadas que muchas de las iglesias de adobe del norte de New Mexico se enjarraron con estuco para cubrir el adobe. ¿Por qué? La respuesta es simple: cada año había menos voluntarios que se prestaran a enjarrar la iglesia del pueblo con barro y adobe como durante generaciones se había venido haciendo. El adobe necesita mantenimiento cada año. De modo que se buscó una solución para proteger el adobe de las inclemencias del invierno y evitar así el mantenimiento continuado. Durante años el enjarre de estuco pareció ser la mejor solución. Sin embargo, al enjarrar los edificios de adobe con estuco, en vez de con barro, se origina un serio problema a medio y largo plazo. Si el adobe se moja cuando llueve o nieva, entonces, necesita “respirar”, es decir, secarse al sol para no deteriorarse y convertirse en polvo de barro. Pero el estuco con el que se han recubierto las paredes evita que el sol sanee de una manera natural la humedad que absorbe el adobe, especialmente durante el invierno, y ésta ira deteriorando el adobe de la estructura hasta poner en serio peligro la estabilidad de las paredes.
Además, como el estuco recubre las paredes no se puede evaluar a simple vista el estado de conservación en que se encuentra el adobe. Este es el motivo por el que la Comisión para la Preservación de las Iglesias y Misiones de Adobe de la Arquidiócesis de Santa Fe pidió que se quitase el estuco que cubre las paredes del Santuario de Chimayo y de otras muchas iglesias y misiones del arzobispado.
Aunque la petición es razonable, nos pareció que no era viable para el santuario. Extraer todo el estuco de las paredes exteriores obligaría a enjarrar cada año la capilla con barro, lo cual, si debe adjudicarse a una empresa porque no hay voluntarios en nuestro vecindario es muy caro. Por este motivo, el Santuario de Chimayo examinó varias alternativas y se puso en contacto con los párrocos de otras iglesias de adobe de la arquidiócesis que tienen o han tenido al mismo problema.
La compleja restauración de la iglesia de San Miguel, en Socorro (sur de New Mexico) y, más concretamente, la solución a la que han llegado sus responsables para conservar sus paredes de adobe en buen estado, nos pareció que podía aplicarse también en el Santuario de Chimayo.
Después de extraer muestras de las paredes del santuario para examinar la “salud” del adobe y comprobar su buen estado, se decidió exponer a la intemperie la parte inferior de las paredes, que son las que más sufren la agresión de la humedad y nos pueden indicar con exactitud el grado de deterioro del adobe. El área expuesta deberá enjarrarse con barro cada año a partir de ahora pero el lugar y extensión de esta superficie está al alcance del personal de mantenimiento del santuario.
Cambios en la población local
Más preocupación nos provoca la conservación y el futuro de las misiones de San José de Gracia, en Las Trampas, San Antonio, en Córdova, o Nuestra Señora del Rosario, en Truchas. La población autóctona de los pueblos no solamente está envejeciendo sino que también ha decrecido de una manera alarmante durante las útimas cinco décadas, hasta el punto de que estas comunidades se están transformando lentamente en áreas semi-deshabitadas donde unas pocas familias tienen su segunda residencia para alejarse durante unas semanas o meses del bullicio de las ciudades.
La buena conservación y el mantenimiento de las iglesias y misiones de adobe es hoy un desafío tanto para las parroquias como para el arzobispado y los responsables del patrimonio histórico y cultural de la región pues estamos hablando de edificios catalogados como histórico-nacionales.
Iglesias de adobe
New Mexico está poblado de bellas iglesias y misiones cuyo material principal es el adobe. Quienes todavía no conocen este material deben empezar por recordar que el adobe es una masa de barro (arcilla y arena) mezclada con paja, moldeada en forma de ladrillo y secada al sol. El adobe no tiene la misma consistencia que la roca o el ladrillo pero si no se abandona el mantenimiento las iglesias de adobe son siempre seguras y confortables.
Iglesias de adobe en Chimayo
El Santuario de Chimayo se construyó entre 1813 y 1816. Los materiales que se utilizaron fueron adobe (paredes) y madera (vigas, puertas y ventanas). Hay tres misiones y una iglesia en la región que destacan por su construcción de adobe y merecen ser visitadas por peregrinos y turistas:
- la misión de san Antonio de Córdova, a 5.3 millas del Santuario de Chimayo;
- la misión de Nuestra Señora del Rosario de Truchas, a 10.1 millas del Santuario de Chimayo;
- la misión de san José de las Trampas, a 16.8 milas del Santuario de Chimayo;
- la iglesia de Santa Cruz de la Cañada, a 8.1 millas del Santuario de Chimayo.
El visitante encontrará información de estos lugares (historia y horario de visitas en la web del Santuario de Chimayo: www.holychimayo.us)
La salud del adobe
Durante Septiembre y octubre, los visitantes del Santuario de Chimayo descubrieron una imagen de la capilla que no habían visto antes. Parte del estuco de las paredes había sido extraído para dejar al descubierto el material original -adobe-, con el que se construyó. La razón para exponer los ladrillos de adobe ha sido favorecer su conservación y matenimiento. Las alarmas saltaron en la Arquidiócesis de Santa Fe cuando una de las paredes de adobe de la iglesia de San Antonio de Padua, en Cuesta (norte de New Mexico), se vino abajo. Desde entonces, las iglesias y misiones de adobe han recibido la visita de una comisión de especialistas en el mantenimiento del adobe para garantizar la buena conservación de los lugares de culto.
El estuco y la humedad, enemigos de adobe
Hace varias décadas que muchas de las iglesias de adobe del norte de New Mexico se enjarraron con estuco para cubrir el adobe. ¿Por qué? La respuesta es simple: cada año había menos voluntarios que se prestaran a enjarrar la iglesia del pueblo con barro y adobe como durante generaciones se había venido haciendo. El adobe necesita mantenimiento cada año. De modo que se buscó una solución para proteger el adobe de las inclemencias del invierno y evitar así el mantenimiento continuado. Durante años el enjarre de estuco pareció ser la mejor solución. Sin embargo, al enjarrar los edificios de adobe con estuco, en vez de con barro, se origina un serio problema a medio y largo plazo. Si el adobe se moja cuando llueve o nieva, entonces, necesita “respirar”, es decir, secarse al sol para no deteriorarse y convertirse en polvo de barro. Pero el estuco con el que se han recubierto las paredes evita que el sol sanee de una manera natural la humedad que absorbe el adobe, especialmente durante el invierno, y ésta ira deteriorando el adobe de la estructura hasta poner en serio peligro la estabilidad de las paredes.
Además, como el estuco recubre las paredes no se puede evaluar a simple vista el estado de conservación en que se encuentra el adobe. Este es el motivo por el que la Comisión para la Preservación de las Iglesias y Misiones de Adobe de la Arquidiócesis de Santa Fe pidió que se quitase el estuco que cubre las paredes del Santuario de Chimayo y de otras muchas iglesias y misiones del arzobispado.
Aunque la petición es razonable, nos pareció que no era viable para el santuario. Extraer todo el estuco de las paredes exteriores obligaría a enjarrar cada año la capilla con barro, lo cual, si debe adjudicarse a una empresa porque no hay voluntarios en nuestro vecindario es muy caro. Por este motivo, el Santuario de Chimayo examinó varias alternativas y se puso en contacto con los párrocos de otras iglesias de adobe de la arquidiócesis que tienen o han tenido al mismo problema.
La compleja restauración de la iglesia de San Miguel, en Socorro (sur de New Mexico) y, más concretamente, la solución a la que han llegado sus responsables para conservar sus paredes de adobe en buen estado, nos pareció que podía aplicarse también en el Santuario de Chimayo.
Después de extraer muestras de las paredes del santuario para examinar la “salud” del adobe y comprobar su buen estado, se decidió exponer a la intemperie la parte inferior de las paredes, que son las que más sufren la agresión de la humedad y nos pueden indicar con exactitud el grado de deterioro del adobe. El área expuesta deberá enjarrarse con barro cada año a partir de ahora pero el lugar y extensión de esta superficie está al alcance del personal de mantenimiento del santuario.
Cambios en la población local
Más preocupación nos provoca la conservación y el futuro de las misiones de San José de Gracia, en Las Trampas, San Antonio, en Córdova, o Nuestra Señora del Rosario, en Truchas. La población autóctona de los pueblos no solamente está envejeciendo sino que también ha decrecido de una manera alarmante durante las útimas cinco décadas, hasta el punto de que estas comunidades se están transformando lentamente en áreas semi-deshabitadas donde unas pocas familias tienen su segunda residencia para alejarse durante unas semanas o meses del bullicio de las ciudades.
La buena conservación y el mantenimiento de las iglesias y misiones de adobe es hoy un desafío tanto para las parroquias como para el arzobispado y los responsables del patrimonio histórico y cultural de la región pues estamos hablando de edificios catalogados como histórico-nacionales.
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