El Cristo Negro de Esquipulas es una imagen de Jesús Crucificado venerada por millones de fieles de Centroamérica que se encuentra en la Basílica de Esquipulas, en la ciudad de Santiago de Esquipulas, Guatemala, a 222 km de la Ciudad de Guatemala.
La imagen del Cristo de Esquipulas es también conocida como el Cristo Negro. A lo largo de más de 400 años, la madera en que fue tallado ha adquirido una tonalidad más oscura debido al humo de las velas y el incienso.
Antes de la llegada de los españoles a Esquipulas los indígenas de mesoamérica reconocían el lugar donde ahora se levanta el Santuario del Cristo de Esquipulas como sagrado. Aquí daban culto al dios guerrero Ek Chuaj. Después de la conquista de Esquipulas en el año 1530, los misioneros españoles evangelizaron a los nativos.
En 1594, cuando la religión católica ya se había extendido por toda la región, las autoridades civiles y religiosas de Esquipulas aprovecharon una abundante cosecha de algodón para encargar una imagen de Jesús crucificado. Don Cristóbal de Morales contrató al escultor portugués Quirio Cataño, residente de la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, para que tallara la imagen. El artista entregó el trabajo el 4 de octubre del mismo año de 1594.
El contrato original decía lo siguiente:
“En la Ciudad de Santiago de Guatemala, a los veintinueve días del mes de agosto del año mil quinientos noventa y cuatro, Cristóbal de Morales, Provisor de este Obispado, concertó con Quirio Cataño, oficial de escultor, que haga para el Pueblo de Esquipulas un Crucifijo de vara y media, muy bien acabado y perfeccionado, que lo debe dar acabado el día de San Francisco, primero que viene, y se han de dar por él cien tostones de cuatro reales de plata cada uno; y para en cuenta de los dichos cien tostones confesó haber recibido adelantados cincuenta tostones de los cuales recibió realmente y el se obligó a cumplirlo, y para ello obligó su persona y bienes y lo firmó de su nombre y el dicho Provisor. –Cristóbal de Morales - Quirio Cataño”.
Según la tradición, los habitantes de Esquipulas viajaron a la ciudad de Santiago de Guatemala para recoger la imagen y durante el viaje de regreso quienes la veían por el camino se quedaban admirados por su belleza y pedían que se quedara con ellos al menos una noche. Así se originó la tradición del peregrinaje para venerar la imagen del Cristo de Esquipulas. Finalmente, el crucifijo llegó a Esquipulas el 9 de marzo de 1595.
La tradición decía también que Quirio Cataño había utilizado madera oscura para que el Cristo se pareciese más a la piel de los nativos de Esquipulas, descendientes del pueblo Chortí; sin embargo, el arquitecto Eduardo Andrade descubrió durante su restauración que la madera había tenía un tono claro y que los años de exposición al humo de velas y las manos de millones de fieles le proporcionaron el tono oscuro.
La tradición enseña también que debido a que la población autóctona conocía la crueldad de los blancos se encargó al artista Quirio Cataño una imagen de Cristo en madera de bálsamo y naranja para que fuera aceptado más fácilmente por los nativos puesto que el color natural de aquella madera se parecía al color de su piel. Posteriormente, el humo de las velas y el incienso hicieron que la imagen pareciera más oscura de lo que originalmente era.
La imagen del Cristo mide cinco pies y la cruz es de color de verde oscuro además de estar decorada con enredaderas en relieve y hojas doradas.
En 1595 el crucifijo fue llevado a Santiago de Esquipulas y depositado en una capilla cercana a los arroyos de aguas medicinales. El crucifijo pronto se hizo famoso por los milagros que se le atribuían.
Alrededor de 1737, el Arzobispo de Guatemala, Pedro Fardo de Figueroa comenzó la construcción del santuario, terminándose en 1758, para albergar el crucifijo del Cristo de Esquipulas y acoger a las multitudes de peregrinos.
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