sábado, 2 de junio de 2012

LIBROS/ El Santo Niño de Atocha en el Santuario de Chimayo

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El P. Julio González, S.F., ha publicado "The Holy Child of Atocha. El Santo Niño de Atocha en el Santuario de Chimayo" (Hijos de la Sagrada Familia; New Mexico, 2012). La edición del libro es bilingüe –en inglés y español– y consta de 72 páginas con ilustraciones del Santo Niño de Atocha, fotografías del Santuario de Chimayo y un mapa de la zona en donde se ubican la capilla del Cristo de Esquipulas y la capilla del Santo Niño de Atocha.

La capilla del Santo Niño de Atocha fue construida en 1857 por Severiano Medina, pero ha sido ahora, algo más de 150 años después, cuando se publica el primer libro sobre esta capilla, la devoción al Santo Niño de Atocha y la tradición de llevarle zapatitos.

Hacía falta una publicación que respondiese a las preguntas de los peregrinos y visitantes. Algo que el P. Julio González, S.F., ya había hecho al escribir hace cinco años un breve historia de la capilla del Cristo de Esquipulas; sin embargo, el Santo Niño de Atocha seguía siendo un misterio para los visitantes que no entendían que el Niño Jesús se mostrase dormido en su capilla y estuviera acompañado de cientos, sino de miles de fotos y zapatitos de bebé.

El P. Julio comenta que él mismo se sorprendió cuando visitó el Santuario de Nuestra Señora de Atocha en Madrid (España) y uno de los sacerdotes al servicio del santuario le dijo que no entendía porque la gente llevaba golosinas y zapatitos a la Virgen. "Los zapatitos y las golosinas no son para la Madre", le dijo el P. Julio, "sino para el Hijo". "Este es un misterio todavía sin resolver", comenta el P. Julio, "¿cuándo, cómo y por qué, el Santo Niño saltó de los brazos de Nuestra Señora de Atocha en el Nuevo Mundo?..., porque sabemos que el Santo Niño de Atocha llegó a México en los brazos de su Madre, no así a New México, pues aquí llegó en los brazos de don Severiano Medina".

El libro sobre el Santo Niño de Atocha también nos ayuda a entender mejor la historia de las peregrinaciones y devociones en el Santuario de Chimayo. "El Santuario de Chimayo no es solamente la capilla del Cristo de Esquipulas", dice el P. Julio, "sino que acoge dos capillas y dos espiritualidades que se complementan mutuamente".

— La capilla del Cristo de Esquipulas

La imagen del Cristo crucificado de Esquipulas nos recuerda que el sacrificio del Hijo de Dios no pesa como un yugo de condenación sobre los seres humanos debido a nuestros pecados, sino que es un instrumento de reconciliación y salvación para todos.

El sufrimiento del Crucificado nos inspira a encarar nuestros propios sufrimientos, debilidades, dolores, negaciones y traiciones. ¡Dichoso aquél cuyo sufrimiento y dolor en lugar de hundirle en la fosa de la desesperación, le transforma en prenda de misericordia y perdón!

— La capilla del Santo Niño de Atocha

La imagen del Santo Niño dormido nos muestra el lado más humilde, desconocido y silencioso de Jesús: el recuerdo de su infancia y juventud junto a María y José en Nazaret. La espiritualidad de la infancia y de la Sagrada Familia nos presenta la inocencia, la pureza, la alegría, la humildad, el calor del hogar, los colores de la naturaleza, las aves del cielo..., como señales inequívocas de un Dios que, antes que juez y árbitro de las naciones, es sobre todo: Padre.

"Estoy convencido", dice el P. Julio, "que los peregrinos y visitantes del Santuario de Chimayo encontrarán algo, por pequeño e insignificante que sea, que les ayudará en el viaje de la vida, pero hay que estar vigilantes y alerta; ah!, y tener paz en el corazón, de lo contrario, hasta la belleza de las aves y los lirios del campo nos pasan desapercibidos o, incluso, nos molestan".